lunes, agosto 07, 2006

Actos

Una espina apareció en mi cama,
muy vieja ella ya estaba,
años y años bajo mi colchón llevaba,
dentro de mi alma ya se clavaba.

Días y días buscando un camino,
noche tras noche olvidando el olvido,
las madrugadas eran paseos,
los despertares llenos de deseos.

Tu recuerdo mis manos tocaban,
con los ojos cerrados mi alma miraba,
tu cintura mis dedos extrañaban,
tus labios mi corazón añoraba.

Es un pasado inconcluso,
son deseos injustos,
son sueños, anhelos y deseos,
son mentiras, que ya caen al suelo.

Te quise hablar sin que escucharas,
te miré mil veces para que así me miraras,
te extrañé dos días y mil noches,
y tan solo escuché reproches.

Uno manda lo que puede,
uno no manda al que quiere,
apagué incendio tras incendio,
ya no queda agua, ahora es un desierto.

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