lunes, octubre 30, 2006

No hay razón


Apoyada en la ventana, dos lágrimas derramó, sus ojos ya no reflejaban, la silueta del hombre al que amó, miró a su alrededor, y solo ternos encontró, las zapatillas viejas, se habían ido junto al Sol... Su mano el camino de las lágrimas borró, ya había llegado a la estación, caminó tras sus pasos, por las huellas que ayer dejó, esperó 5 minutos, lo mismo que ayer dejó, a si misma se preguntó, ¿acaso no hay explicación?, vio un nuevo tren acercarse, y bajo el andén cayó… Para una nueva muerte, tampoco hubo tal razón.

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